El día 21 de septiembre, ha sido elegido
para celebrar en todo el mundo el día de la bibliodiversidad, es este un
término que para muchos sigue aún confuso, ¿queda mucho camino por recorrer
para que sociedad y poder público lo asuman como necesario para el desarrollo
cultural de un país?
La
Alianza Internacional de Editores Independientes está presente en 43 países. En
cada uno de ellos, el índice de Bibliodiversidad, si tuviéramos un barómetro o
un observatorio, resultaría diferente. Lo que sÍ es común en todos aquellos en
que existe un mercado del libro medianamente desarrollado es que la
concentración editorial a nivel de editoriales, tanto como de librerías se
viene incrementando. Muchas veces esa concentración implica que las decisiones
editoriales se toman en otros países o por corporaciones multinacionales cuyo
primer objetivo no es el desarrollo cultural o garantizar el acceso a los
libros y la información sino el beneficio de sus accionistas.
Ha sido usted recientemente elegido como
coordinador de la RedH, la Red Hispana de la Alianza Internacional de Editores
Independientes, ¿tiene ya fijados cuáles serán sus objetivos para los próximos
dos años?
La
primera tarea del coordinador de un grupo es prestarle atención a las
necesidades del mismo. Este tiene como particularidad ser muy heterogéneo y, a
pesar de compartir una lengua y una profesión, ser también multicultural. Es
único en su especie, ya que no conocemos otros grupos tan añejos y activos en
Iberoamérica, no solo en el campo del libro sino en el campo de la gestión
cultural en general.
Por un
lado está el objetivo de innovar en las formas de comunicación permanente entre
los miembros y entre ellos y la Coordinación y con otros editores independientes.
Luego
mantener un trabajo de coediciones entre los miembros de la red, que son 150 y
con otros editores independientes. Por ello la primera actividad de mi gestión
fue la organización de las III Jornadas Latinoamericanas de Coedición llevadas
a acabo recientemente en Buenos Aires.
La AIEI se organiza en redes lingüísticas,
como nuevo coordinador de la redH ¿cree necesario unir esfuerzos y sinergias
con el resto de redes que forman la Alianza, o por el contrario, son muchos los
asuntos que aún quedan por resolver en el ámbito de la edición independiente en
Latinoamérica y España?
En el
campo del trabajo entre editores (en la coedición, por ej.) las relaciones y
los proyectos se dan dentro de la red. También los estudios, la investigación y
el trabajo de reflexión política. Pero los alegatos y las acciones a nivel de
las políticas públicas del libro y la lectura resultan más eficaces cuando se
lanzan y sostienen desde las distintas redes que se representan en la AIEI.
Libro electrónico y bibliodiversidad: ¿van
de la mano?
En
principio así pareciera. Sin embargo guardo un cierto escepticismo al respecto.
Una de las labores de los editores es dar a conocer textos y autores. Esto no
es solamente ponerlos a disposición en un océano de textos y autores, sino
presentarlo e instalarlos. Hasta el momento todos los proyectos dignos de
mención que conozco parten de proyectos de edición en papel. No son
sustentables por sí mismos. Y no han instalado textos, autores o temáticas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario